13 de junio de 2016

Lisboa

Pelas ruas de Lisboa


Praça do Comércio
 
   Caminhar pelas ruas de Lisboa é ficar com a imagem do fascínio decadente dessa cidade, que revela o quanto esplendorosa ela foi na sua época de capital imperial: a originalidade da arquitetura manuelina do Mosteiro dos Jerónimos, entre outros; o chão empedrado  das ruas; o percurso aventureiro do elétrico 28; a casa museu do poeta Fernando Pessoa, onde entrar na ponta dos pés, pedindo íntima licença de papo pro ar; o sossego amável dos lisboetas; a Avenida da Liberdade, as praças, seus monumentos; o Castelo de São Jorge, lá no alto, com essas vistas impagáveis; as duas pontes a cavalo do rio, XXV de Abril e Vasco da Gama; o fado, doce prazer para os ouvidos; um galão com pastéis de Belém, à tarde, acompanhando o sol se deitando aos poucos nas últimas gotas do Tejo, quando ele já é Atlântico.
 
 

9 de marzo de 2015

Pulhapanzak

Hacia Pulhapanzak 
 
   Nuestro viaje comienza justo en el corazón del nuevo continente, a mitad camino entre el norte y el sur, en esta tierra fértil y generosa, con su vegetación espectacular, sus aromas indefinibles, sus olores intensos, su gente entregada. Cerca del trópico el día empieza pronto, los ritmos son los que marca la naturaleza. Aquí, los pajaros, al compás del amanecer, casi obligan a acompañar la procesión del despertar biológico: la luz llega poco a poco, junto con su canto, transportado por el aire húmedo e templado de estas latitudes.

   Así, siguiendo el surgir unánime de nuestro entorno, nosotros también nos levantamos temprano. A las seis ya estamos despiertos, dispuestos a emprender una nueva aventura hacia el  encanto de lo desconocido.


En las afueras de Tegucigalpa
 
  
   El barullo de la calle, con su bullicioso tráfico de gente, nos acompaña hasta la salida de la ciudad, donde la carretera, al pasar por los últimos barrios periféricos, se va haciendo más estrecha. Después, sólo hay floresta y más floresta, curva tras curva, hasta llegar al primer pequeño pueblo escondido detrás de los cerros, entre las exuberantes palmeras y los perfumados frutales.

   Tenemos que ir despacio, queremos ir despacio, disfrutando de los panoramas, los colores, los curiosos encuentros hechos por el camino. Siempre hay alguien que vende comida: fruta tropical en abundancia, vegetales enormes recién cortados que desprenden fragancias resuscitadoras, huevos y gallinas, arroz y frijoles. Nunca falta el atol, la rica bebida de los dioses hecha con maiz que los locales aseguran ser una poderosa fuente de energías vitales.
   Nos paramos algunos minutos para degustarla y dar un paseo curioseando entre los coloridos puestos. Nuestro destino ya tiene que estar cerca; preguntamos a una simpática viandante de facciones maya: detrás del último cerro el cartel es claro, Cascada de Pulhapanzak, gire a la derecha.
   Giramos. Ahora la vegetación se hace más densa; el sol casi desaparece en la cima de los árboles; la humedad va aumentando quanto más nos acercamos al chorro.
 
   Hay que aparcar en la zona indicada. Continuamos a pie, guiados por la intuición del agua. Paso tras paso, deslizando sobre un suelo de lodo empapado, ayudándonos con las guias de madera en los lados de la senda empinada, conseguimos alcanzar nuestra meta: ahí está, imponente, fascinante, salvaje, impetuosa, la cascada.


Cascada Pulhapanzak
 
   Es un espectáculo magnífico, de los que sólo la generosidad de una naturaleza virgen, pura, grandiosa en su semplicidad, puede ofrecer.
Bajamos por la ladera, para llegar a la zona inferior. El murmullo del agua acaricia nuestros oídos, mientras las refrescantes gotas de vapor reconfortan nuestra piel acalorada.
Y, paso tras paso,  nos unimos a los que nos han precedido en el camino, debajo de la cascada, en un punto más tranquilo, donde las rocas forman templadas piscinas naturales.
   Apuramos las horas, los minutos, los segundos, inmersos en un agua cristalina. La voluntad sería quedarnos aquí hasta que nos sorprenda la puesta de sol, si no fuera porque el reloj nos recuerda que todavía nos esperan unos cuantos quilómetros de carretera y la floresta tropical puede ser traicionera en la oscuridad.
 
   Así que, con el salto a nuestras espaldas, retomamos la senda, ahora cuesta arriba, y nos dirigimos hacia la hacienda colonial que nos espera para pasar la noche.
   El calor sofocante de la estación de las lluvias empieza a remitir, el mapa nos dice que estamos cerca. Ahí, la indicación: El Ranchito, segunda entrada a la izquierda, cuidado con la pendiente.
Es una propiedad de varias hectáreas, amparada por la abundante vegetación local y rodeada por una extensa plantación de café y algodón. La época de la cosecha está cerca y el sol del atardecer, escondido ahora detrás de unas suaves nubes rosadas, lanza sus últimos rayos del día sobre unos frutos a punto de estallar.
 
   Llegado el momento del descanso, en el silencio de un noche iluminada por la claridad de la linda luna llena que alcanza nuestra ventana, las imágenes pasan nítidas por la memoria más reciente: ha sido un día largo, intenso, denso. Una jornada inolvidable.
 

20 de octubre de 2014

España

Destino España

Campo de Criptana, Ciudad Real
  
   Viajar por España es conocer las maravillas que el país entero ofrece, de norte a sur, de este a oeste: los perfumes suaves del Atlántico y el sol viguroso del Mediterráneo; los áridos campos de encinas extremeños y el verde abrumador de los Pirineos; las tierras de Castilla, tanto austeras como hospitalarias, y el cielo infinito de Madrid, desde donde verlo. Y las Islas Afortunadas, feudo de guanches y marineros, con su vegetación espléndida y aroma a sal y azufre. Aún más, Mallorca, Menorca y las dos Pitiusas, que bien merecen su nombre, cual abundante reserva de pinos que son.  
 
                             

16 de diciembre de 2013

USA

 Traveling USA


   Sometimes my mind returns to the Florida's state amazing beaches, on east and west coasts, remembering the flight of pelicans surrounding Naples Pier, the beautiful Everglades National Park, Downtown Miami seen from the metromover, its original Bayside Marketplace and skyline, the amazing sunsets in Key West.
 
   It also goes back to the west side of the country and crosses its magic national parks, starting from the Grand Canyon, where I enjoyed the most incredible sunset I've ever seen. Gorgeous, really!

   And then it flies in Lake Powel and Monument Valley blue skies, and then again through the Bryce Canyon, Zion, Arches, Sequioia and Yosemity wonders, until taking land in San Francisco Golden Gate State to continue trough Lombard street and Pier 39, fog in the morning, sun at noon. Then it takes US1 and drives to the great Los Angeles, crossing Santa Barbara and its beautiful spanish architecture, and Santa Monica beaches.